La hipótesis más respaldada y sostenida desde que se desató la pandemia fue que el coronavirus saltó de los animales a los seres humanos, seguramente en Wuhan, China, donde se registró el primer brote.
Es que hace un año la idea de que el coronavirus pudiera haberse filtrado desde un laboratorio chino parecía una locura, un capítulo más de una descabellada teoría conspirativa…Pero ahora todo cambió y los EEUU exigen investigarlo.
El Instituto de Virología de Wuhan alberga un laboratorio de máxima seguridad que es uno de las pocos a nivel mundial con bioseguridad de nivel 4 (es decir, que alberga muestras de microorganismos de alta peligrosidad, como ébola o viruela).
Aunque no hay evidencia que respalde la sugerencia de que el nuevo coronavirus escapó de allí, los científicos dicen que descartarlo por completo será complicado y llevará mucho tiempo.
La voz de alarma la dio el propio Anthony Fauci, principal asesor médico de la Casa Blanca, ante un subcomité de asignaciones del Senado. Si bien sostuvo que la base histórica de las pandemias que evolucionan de forma natural a partir de un reservorio animal es extremadamente fuerte, advirtió: “Pero nadie lo sabe, ni siquiera yo, al 100% en este momento, que es la razón por la que estamos a favor de seguir investigando”.
En la misma línea se pronunció Céline Gounder, experta en enfermedades infecciosas que formó parte de la junta asesora del equipo de transición de Biden para el COVID-19. Incluso si el Instituto de Virología de Wuhan es el origen menos probable del brote, “esto necesita más investigación”, dijo el jueves pasado en una entrevista con NPR.
“Y decir que esto necesita más investigación no significa que el virus efectivamente se haya filtrado desde un laboratorio, pero tenemos que investigarlo y averiguarlo porque realmente tiene implicaciones sobre cómo vamos a prevenir la próxima pandemia”, aseguró.
Según explicó Gounder, en un principio reinó la confusión y en ella se mezclaron las teorías conspirativas y los ataques a China, pero ahora que el tiempo pasó y hay más herramientas para analizar, la hipótesis de que se haya producido un accidente de laboratorio “es ciertamente posible”.
Claro que no se trata solo de hipótesis, la experta en enfermedades infecciosas explicó que la idea cobra sentido porque ahora se descubrió que en noviembre de 2019 tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan que estaban trabajando sobre coronavirus fueron hospitalizados con síntomas que hoy, a la distancia, bien podrían haber sido de COVID-19.
Gounder explicó que también podrían haber sido síntomas de gripe u otra cosa, pero evidentemente son compatibles con COVID-19. “No tenemos suficiente información sobre esos tres casos, y eso es algo que hay que investigar”, insistió.
La nueva revelación por parte de la inteligencia estadounidense aporta un dato clave: noviembre de 2019. Esa fecha es importante porque para el momento en el que los científicos del laboratorio de Wuhan enfermaron con síntomas similares al coronavirus, también para esos días se presentaron los primeros casos de COVID-19 en la ciudad china. De hecho, Beijing reportó el primer caso de una persona enferma el 8 de diciembre de 2019.
China se ha mostrado reacia a compartir información que permita a los expertos indagar mejor y saber cómo se originó esta pandemia que ha matado a mas de 3,5 millones de personas en el mundo.
En la entrevista con NPR, Gounder detalló que es clave investigar los protocolos de seguridad del laboratorio y tener acceso a todos sus registros: ¿qué experimentos estaban haciendo exactamente?, ¿hubo alguna otra enfermedad entre el grupo? ¿qué pruebas se hicieron a esos tres investigadores enfermos?, ¿se guardó algún espécimen para poder volver a ver si se trataba de COVID o de otra cosa?
Además, afirmó que hay que analizar las muestras de los bancos de sangre almacenadas antes de noviembre de 2019, “para ver si había algo circulando previamente”.
Claro, advirtió la científica, el gran desafío es lograr que el régimen de China coopere porque no habrá una respuesta definitiva a todas esas preguntas sin su colaboración.
Biden escuchó a los expertos, se unió a sus reclamos y ordenó a los servicios de inteligencia estadounidense que presione para acercarse a una “conclusión definitiva” sobre cómo se inició la pandemia. El mandatario pidió respuestas en 90 días.
“Hay mucho trabajo. No sé si 90 días son suficientes”, advirtió Gounder.