De pronto, para algunos, o muchos, postulantes lo que se pensaba estudiar ya no es una gran idea, y empezaron a re-revisar los pensum. Mientras que para otros la carrera que les tentaba cobró un futuro mucho más promisorio. El golpe de la Covid-19 también puso de cabeza el mercado laboral. Arrolla millones de empleos y negocios, destroza ciertas profesiones y oficios, y llama a innovar lo que tambalea y a reorientar las vocaciones.
Así, buena parte de las perspectivas académicas de las nuevas generaciones de universitarios se hallan en etapa de ajuste, especialmente en esta pretemporada en la que tantos destinos se definen. Tal cual revela el contrapunto de los registros de egreso en el país, en tiempos de alta competencia, unos se encaminarán a salir profesionales a sus 22 o 23 años, mientras que otros iniciarán un tortuoso peregrinaje de estudios con plazo de egreso indefinido. Cuestión de saber calibrar bien las variables personales de cada caso.
Para empezar, está a la vista, el mundo que surge del sacudón Covid-19 es un mundo en vías de hacerse ultra cibernético. El proceso que se mostraba seductor y de armonioso tránsito hacia un paraíso digital se precipitó por razones sanitarias de urgencia. El mundo se volvió radicalmente “on line”. Así lo advierten quienes se hallan inmersos en la vida universitaria.
- El mundo online
“El comercio electrónico, el teletrabajo, los servicios en línea se dispararon —recuerda Freddy Andrade, ingeniero informático, marketero y docente—. Quienes están inmersos en esas áreas multiplicaron sus expectativas laborales. Muchas empresas se vieron forzadas a adaptar sus estructuras al nuevo tiempo. Esas estructuras requerirán sucesivamente de diseños, rediseños, mantenimiento, innovaciones, etc.”.
Andrade, así como otras fuentes consultadas, destaca el crecimiento de la tendencia. En el nuevo mundo, se acentúa y se acentuará más la demanda de ingenieros, especialistas en robótica, en ciberseguridad y en blockchain (o sea, registros de seguridad informática). También se amplía el panorama para los programadores, los diseñadores y, en otras áreas asociadas, para los expertos en marketing digital.
Al hablar de áreas asociadas, el cambio trajo también plazas para quienes no sólo tienen talento para la informática, sino que además saben enseñarla. Como el mundo Covid se vio forzado a digitalizar un sinfín de áreas, los usuarios de diversas herramientas cibernéticas deberán ser capacitados en esas imprescindibles habilidades. “Les llaman ‘destrezas suaves’ —explica Andrade—. Mucha gente que antes, por poner un ejemplo común, sólo usaba algún paquete como el Word, ahora tiene que dominar Power Point, manejar editores de videos y poder dar charlas en Zoom. Entonces está surgiendo, ahora sí, esa especie de nueva alfabetización que necesita de instructores, orientadores y perfeccionadores, para individuos y para equipos de trabajo. Es sólo una parte de la revolución educativa que se viene”.
- La influencia de la Covid-19
La otra gran área que se agitó con la llegada del enemigo microscópico al planeta, probablemente, estuvo en boca de toda la población mundial. Como nunca, el tema cotidiano resultó la salud y sus cuidados. Entonces los diálogos, lecturas, exposiciones, noticias sobre virus, sistemas inmunológicos, terapias, etc. no sólo marcaron una demanda agregada, sino que despertaron intereses vocacionales. La demanda para estas especialidades se incrementó notoriamente en esta etapa de consultas, preinscripciones e inscripciones en las casas superiores de estudios.
Así lo confirma Sandra Gutiérrez, una de las ejecutivas de la Universidad Nuestra Señora de La Paz (UNSLP). “Las carreras que más demanda tienen hoy en nuestra institución son las del área de salud —cita Gutiérrez—. Medicina, Enfermería e Instrumentación Quirúrgica son las más requeridas. Hay la posibilidad de ampliar la oferta a carreras con un enfoque mucho más moderno en ese sentido. Pero el problema es lo complicado que resulta el trámite de habilitación ante las autoridades e instancias del Ministerio de Educación. Suele tardar por lo menos un año. En este cambio de coyuntura resulta algo contraproducente”.
La ejecutiva alude, entre otros, al novel concepto de e-health o e-salud. Se trata del área que combina los conocimientos en salud con las herramientas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Se aplican en el entorno sanitario para la prevención, diagnóstico, tratamiento, seguimiento, así como en la gestión de la salud, ahorrando costes al sistema sanitario y mejorando la eficacia de este. Su desarrollo se aceleró este 2020, a raíz de la pandemia.
La e-salud engloba diversos productos y servicios. Allí suman aplicaciones móviles, la telemedicina, los dispositivos portables (para el monitoreo que se integran en ropa y accesorios), el Big Data (grandes cantidades de datos), los sistemas de apoyo a la decisión clínica, el Internet de las cosas o los videojuegos de salud, entre otros. Según las fuentes consultadas, paulatinamente y por la fuerza de las circunstancias esa materia se impondrá en todo el planeta. “A eso se están embarcando nuestros especialistas, por ahora, de manera empírica —explica Andrade—. Pero pronto las universidades tendrán que contratar expertos que enseñen específicamente esta materia”.
- Los grandes gestores
Ante el tsunami de temas científicos que la coyuntura trajo, el reto, según las fuentes consultadas, se abre a más en el área salud. Sin duda, los aspirantes a expertos en genómica, en investigación farmacológica, virología, vacunas y biotecnología buscarán cómo labrar su senda en Bolivia.
Ángel Silva, exdirector académico de la Universidad San Marcos, de La Paz, y actual docente en la Universidad Tecnológica Privada, advierte la importancia que adquirieron los gestores. “Ingenieros industriales, administradores de empresas y ese tipo de profesionales que saben adaptar emprendimientos a las circunstancias pueden valer oro en estos tiempos —explica—. Son los grandes planificadores, aquellos que están atentos a las contingencias. Estos profesionales aseguran el funcionamiento de la compañía y deben gestionar los cambios y transformaciones laborales dentro de las organizaciones. Es un tiempo como para ellos, especialmente para los que cuenten con varias especializaciones”.
Silva añade que también en las crisis se destaca el olfato de quienes saben ingresar en el mundo de las finanzas y el comercio. Con esa percepción coinciden las tendencias que él asegura haber constatado en la universidad en la que trabaja y en otras de orientación similar. Paralelamente, Gutiérrez señala que otra carrera con importante demanda en la UNSLP resulta la de Comercio Exterior.
Al mencionar los mundos empresarial y cibernético, se abre el escenario más emblemático del siglo XXI. “Hoy también se estudia con visión transnacional, si vale el término —explica—. En muchos países, incluido Bolivia, hay emprendimientos que se posicionan más allá de un solo país y hay profesionales que pueden ser contratados para cambiar incluso de continente. Es posible que vean tu perfil y una empresa canadiense te ofrezca trabajo en China. Entiendo que un par de universidades, creo que la Católica y la Universidad Privada de Bolivia, ya han abierto carreras con ese perfil, carreras muy exigentes y caras”.
Las tres fuentes señalan que el escenario no se halla del todo cerrado para profesiones como las ingenierías Ambiental, Civil, Eléctrica, Derecho y Psicología. Sin embargo, señalan que han ingresado en una especie de estancamiento, salvo en las universidades públicas. Paralelamente advierten que Ciencias Políticas, Sociología, Turismo y Arquitectura experimentan una llamativa merma en la demanda.
“Probablemente, el más grande desafío para el sistema universitario boliviano será el de reorganizar conceptos, perfiles académicos e infraestructuras y adaptarlos al nuevo tiempo —explica Silva—. La pandemia resulta uno de los más grandes golpes al sistema educativo tradicional y, como en todo cambio radical, sobrevivirán o tendrán éxito quienes mejor se adapten. En este caso urgen docentes y especialistas que sepan implementar esos cambios”.
Llega el tiempo de nuevos paradigmas laborales y académicos. De hecho, se sienten cambios en diversos sistemas de automatización, comunicación y aprovechamiento de energías. Llega un tiempo de las relaciones y realidades virtuales, semivirtuales o robóticas que ya han multiplicado el teletrabajo y la teleeducación.
De hecho, Gutiérrez comenta, por ejemplo, que si bien una parte de alumnado se alejó, otra que por diversas razones había dejado de estudiar, ahora ha retornado gracias a las clases virtuales. Mientras que Andrade se muestra entre sorprendido y entusiasta al advertir las múltiples habilidades que van desarrollando ingenieros y técnicos informáticos en medio de la urgencia por la Covid-19 en la propia infraestructura universitaria.
Es la casi surrealista antesala a la nueva vida académica que los postulantes al cercano año académico 2021 deberán transitar portando sus mejores decisiones.
Los Tiempos.