El matrimonio infantil es muy común en Sierra Leona. Marion Gbassay, un caso entre muchos, lo sufrió con ocho años y fue solo el inicio de una angustiosa infancia en la que también fue víctima de tráfico de personas y trabajo esclavo
Marion Gbassay, narra que la casaron, la vendieron y abusaron sexualmente de ella en varias ocasiones antes de cumplir los 12 años. “Lo peor de todo fue al principio, con ocho años. “Mi madre tenía una enfermedad en la cabeza. Así que me entregó a una mujer que se llamaba Mamie-Kaday cuando yo cumplí seis años”, recuerda la niña, que hoy tiene 15 años.
Marion nunca fue al colegio. Pasaba las mañanas en el mercado vendiendo frutas y otras mercancías y las tardes al cuidado de las tareas domésticas. Así pasaron los meses hasta que un día llegó el hijo mayor de Mamie-Kaday, un hombre de unos 40 años que llevaba viviendo en Angola un tiempo. Fue el inicio de la pesadilla para Marion. “Me dijeron que me iban a casar con él. Yo era muy pequeña; tenía ocho años”, lamenta.
El matrimonio de Marion Gbassay se deshizo rápidamente por razones económicas “Al poco tiempo de vivir con aquel hombre me dijo que necesitaba dinero, así que me vendió a una mujer que se llamaba Isata. A mí y a Tiranke, un sobrino pequeño que tenía él. Era un poco mayor que yo, pero me trataba bien. Me protegía y cuidaba. Tiempo después me enteré de que habíamos costado cinco millones de leones algo más de 400 euros cada uno.
En su nuevo hogar, Marion tampoco encontró una vida digna, la que debería llevar una niña de 10 años. Ni iba al colegio ni pasaba las tardes entre juguetes y amigas. En vez de eso, a ella le asignaron las tareas más duras: cocinar, lavar la ropa de todos los habitantes de la casa, fregar el suelo, transportar la fruta al mercado.
Marion no recuerda nada bueno del tiempo que pasó en Guinea. La mujer que la había comprado incluso intentó matarla. Ese fue el detonante para escapar de allí con Tiranke, acudir a la policía y volver finalmente a Freetown. Pero, como tenía muy poco capital decidió aceptar la ayuda de la única persona que se la ofreció. “Alpha, el hermano pequeño del hombre con el que se contrajo matrimonio, me dijo que me iba a pagar el transporte para reunirme con mis padres biológicos. Pero, en vez de eso, me obligó a tener sexo con él antes de darme el dinero. Y, cuando finalmente pude huir, fue imposible dar con ellos”, cuenta Marion.
La joven harta de los abusos, que iban a más cada día, y acompañados de palizas, la niña huyó de aquella casa y denunció su situación a la policía, que la derivó a un refugio que la ONG salesiana Don Bosco Fambul destina en Freetown a niñas que han pasado por situaciones similares.
La mayoría de los problemas que sufren los niños en Sierra Leona. Situada en el lado oeste de África, esta nación de unos ocho millones de personas adolece de la escasez como mal endémico: casi el 54% de sus habitantes viven bajo el umbral de la pobreza. Unicef sitúa esta nación en la posición 18 en la lista de países con mayor prevalencia de matrimonio infantil. La agencia de la ONU asegura, además, que el 39% de las niñas se casan antes de los 18 y un 13% lo hace antes de cumplir 15 años. Todo con el respaldo de tradiciones centenarias y la laxitud de unas leyes contradictorias.