“Estoy renunciando porque ya no soporto estar contribuyendo con una organización que se está beneficiando del odio en Estados Unidos y a nivel mundial”, ha escrito en su carta de renuncia Ashok Chandwaney, un ingeniero de 28 años que trabajaba en el área de software de Facebook desde hace 5 años. La renuncia de Chandwaney se produce en el marco de un creciente descontento de los empleados con las acciones y posturas que ha tomado la junta directiva de la compañía de Mark Zuckerberg, sobre todo con sus políticas sobre el odio y el discurso racista; dos comportamientos que van de la mano con las protestas contra la injusticia racial se han expandido por Estados Unidos en los últimos meses.
“Sé que no estoy solo en estar preocupado por la voluntad de Facebook de lucrarse del odio”, concluye en una entrevista con The Washington Post. En este verano, al menos otros dos ingenieros han salido con quejas similares que han trascendido, Max Wang y Timothy Aveni. Facebook tiene más de 52.000 empleados pero los ingenieros son la elite que salta entre empresas y son una de las columnas de su éxito. Si trasciende la idea de que Facebook u otra compañía es un lugar tóxico, su capacidad de contratar a jóvenes puede afectar su futuro. Poco podría perjudicar más a Facebook que una nueva victoria de Donald Trump este noviembre. La compañía ya fue acusada -y asumió- tener un papel central en su elección en 2016. Si vuelve a ocurrir el foco será mayor.
Chandwaney aseguró que “esperaba que Facebook asumiera todas las recomendaciones de su auditoría de derechos civiles en julio”. Esta auditoria sobre el tratamiento de los derechos civiles en Facebook encontró “graves incumplimientos” y concluía que estos habían obstaculizado el progreso de la red social “en cuestiones como discurso de odio, desinformación y discriminación”.
“La compañía estaba más enfocada en las ganancias que en promover el bien social. Han hecho poco por combatir el auge del racismo, la desinformación y la incitación a la violencia en la plataforma”, protesta el ingeniero en la carta.
Los motivos
En las últimas semanas no han dejado de salir filtraciones de encuentros o noticias sobre falta de acción en la plataforma contra comportamientos que debería limitar. Son muestras repetidas de cómo Facebook no logra detener la caída de su imagen, aunque sus beneficios siguen hacia arriba. Así, la carta de Chandwaney no es un texto sin más. Incluye un amplio listado de decisiones que la compañía ha tomado o dejado de hacer con hipervínculos que refuerzan sus acusaciones. Por ejemplo, Chandwaney acusa a la red social de ser la responsable de permitir la difusión del discurso de odio y los ataques contra los rohingya, en Myanmar. La compañía pidió perdón en abril de 2018.
Sobre hechos más recientes, el ingeniero también acusa a Facebook por su pasividad ante las olas de violencia que azotaron Kenosha, Wisconsin, cuando en agosto cientos de personas se movilizaron para protestar contra las agresiones de la policía hacia personas negras. La compañía no canceló el evento de “un grupo de milicia urbana que le pidió a las personas que llevaran armas a las protestas”. Chadwaney cita otros casos, como la decisión de Facebook de no eliminar una publicación del presidente estadounidense, Donald Trump, en la que escribía que “cuando empieza el saqueo, empieza el tiroteo”, refiriéndose a los disturbios por las protestas tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.
“Hay grupos de odio violentos y milicias de extrema derecha que están usando Facebook para reclutar y radicalizar a personas que seguirán cometiendo crímenes de odio violentos”, escribió Chandwaney. El ingeniero hace mención al crecimiento de la teoría de conspiración QAnon y de extremistas violentos como los “Boogaloo Bois”.
La respuesta de Facebook
Facebook lo niega. La portavoz de la compañía, Liz Bourgeois, explicó a CBS News, que ellos “no se benefician del odio”. “Invertimos miles de millones de dólares cada año para mantener segura a nuestra comunidad y tenemos solidas asociaciones con expertos externos para revisar y actualizar nuestras políticas. Este verano lanzamos una política líder en la industria para perseguir a QAnon, expandimos nuestro programa de verificación de datos, y eliminamos millones de publicaciones vinculadas a organizaciones de odio, de las cuales detectamos 96% antes de que alguien nos las reportara”, explicó la portavoz al medio de comunicación.
Chandwaney ha reconocido que su dimisión también ha estado motivada por el trabajo del grupo activista Color of Change, que ha presionado a Facebook para que la compañía adopte más medidas para restringir comentarios y eliminar contenidos. La organización realizó una auditoría de Facebook y recomendó cambios en sus políticas de trabajo, pero hasta la fecha alegan que sus recomendaciones no han sido tomadas en cuenta.
“Dada la falta de voluntad, compromiso, urgencia y transparencia en la aplicación de las recomendaciones de la auditoría de derechos civiles de la mejor manera posible, me pregunto si la auditoría tenía la intención de ser una estrategia de desvío de relaciones públicas”, se quejaron en un comunicado.
Rashad Robinson, presidente de Color of Change, ha aplaudido la renuncia de Chandwaney. “Facebook ha tenido una amplia oportunidad de abordar el odio y la desinformación. En lugar de proteger a las comunidades de color, han optado por acercarse a las personas en el poder. Pero poder para Ashok y cada empleado de Facebook que se enfrente con valentía al liderazgo fallido”, señala Robinson.
El País.