A poco de concluir su segundo mandato como decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas, Sociales y Relaciones Internacionales, Manfredo Menacho realiza un repaso de los logros obtenidos durante su gestión y ve con preocupación la manipulación de la justicia que hacen las autoridades nacionales de turno.
¿Qué balance realiza de su gestión como decano?
En los años que estuve como decano le hemos dado credibilidad, institucionalidad y seriedad a la facultad, con relación al cumplimiento de los programas de enseñanza – aprendizaje en la formación profesional, esa fue nuestra inquietud.
Cumplimos con las materias asignadas en la malla curricular y segundo, hemos estado permanentemente actualizando a los estudiantes y docentes con conferencias, seminarios y charlas, ya que la estructura jurídica del país cambia constantemente.
La facultad ha sido protagonista y contestaría. Nos hemos manifestado en contra del atropello de las leyes que hizo el Tribunal Constitucional, con la habilitación de Evo Morales para participar en las elecciones. Nos pronunciamos desde la facultad contra el manoseo político a la justicia.
En Relaciones Internacionales, tuvimos pronunciamientos y reuniones con referente al litigio marítimo y el juicio por las aguas del Silala. Mientras tanto, en Trabajo Social hemos apoyado a diferentes comunidades y firmamos convenios con diferentes ONGs, instituciones y municipios para fortalecer la formación de los estudiantes.
Para la carrera de Ciencias Políticas, organizamos foros y charlas con candidatos para las elecciones a Presidente y gobernadores, con una amplia participación de los estudiantes, vía Zoom.
Asimismo, estamos posibilitando que todos los egresados de la carrera continúen su formación hasta tener su maestría y así conseguir trabajo.
Para el abogado, el politólogo, el trabajador social y el relacionista internacional ya no es suficiente un título en licenciatura, necesariamente tiene que ser maestría y doctorado. Para ello, hemos construido un edificio nuevo para transferir la facultad a un solo ambiente y fortalecer postgrado para la formación continua.
¿Cuáles considera han sido los principales aportes de la facultad a la sociedad?
Hemos ayudado a que se implemente el Código Procesal Civil (2013) el cual estaba paralizado y fuimos protagonistas para que el país tenga esa normativa, con la capacitación a todos los jueces en Santa Cruz.
De igual manera, con la Ley de Abreviación Procesal Penal (2019), la Asamblea Legislativa nos pidió que capacitemos y, por ello, realizamos diplomados para jueces, fiscales y policías. Además, también hemos capacitado a los nuevos notarios y participamos en la elaboración de los cursos, exámenes y la convocatoria con un trabajo fabuloso y transparente.
¿Qué trabajo deja pendiente su gestión?
Queda pendiente la acreditación de las carreras de Trabajo Social y Relaciones internacionales, y de eso se debe encargar el próximo decano.
Los administradores de justicia en el país han sido acusados de tener un sesgo político ¿Cuál es su opinión?
La justicia en Bolivia es un desastre, está manoseada y politizada, si no hay justicia en un país, no hay seguridad, estabilidad, ni progreso. El problema es que mucho interviene lo político y cuando eso pasa se ultraja la seguridad del ciudadano.
El juez es nombrado a dedo y ni siquiera lo forman, no tiene estabilidad, fuero, ni seguridad. Hemos reclamado permanentemente que los jueces deben tener garantías para ejercer bien su trabajo.
Pero lamentablemente no es así, al juez en cualquier rato lo sacan y entonces anda pensando en hacer plata antes que lo saquen.
¿Cuál es el desafío que tienen los abogados?
Estudiar y prepararse con idoneidad para no improvisar. Este también es el desafío para todo el país, ya que actualmente estamos pasando por un grave momento de crisis con 16% de extrema pobreza.
En su experiencia como abogado laboralista ¿Qué opina del pedido de la COB de incremento salarial?
Siempre he apoyado a la COB y sus diferentes sectores afiliados, pero hoy estamos en una gran crisis económica con empresas que están quebrando. De nada vale que haya un incremento salarial si luego habrá desempleados.
Entonces los dirigentes tienen que pensar el bien mayor, y eso es que haya trabajo y salarios. Ya acabó ese trabajo de antaño de extremismo, tiene que haber racionalidad.