Nueve partidas de gastos correspondientes al Presupuesto Reformulado 2021 de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) fueron observados por analistas debido a que corresponderían a montos elevados, superfluos o en algún caso insuficientes, mismos que además incrementan el déficit en las arcas de la Casa de Estudios Superiores.
Si bien la Comisión Económica del Ilustre Consejo Universitario (ICU) aconsejó aplicar medidas de austeridad en el gasto para que el Presupuesto Reformulado sea sostenible, no especificó que partidas debieran ser modificadas, por lo que el economista Rubén Arias apuntó algunos ítems que presentan interrogantes.
“Hay algunas partidas que podrían ser objeto de mejor uso. La Universidad tiene que hacer un esfuerzo de realizar un ajuste en el gasto corriente. El tema del uso del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) para salarios es complicado porque se quitarían recursos para las becas IDH”, señaló Arias.
En esta línea apuntó a los 792 millones de bolivianos de servicios personales que incluyen sueldos, bonos de antigüedad, aguinaldos, asignaciones familiares, pago de personal eventual, aportes diversos y otras previsiones que debiera también racionalizarse de alguna manera. Al respecto el Periódico El Universitario consultó en diversas oportunidades la cantidad de funcionarios administrativos que existen en la UAGRM y el tipo de contrato que tienen pero las autoridades respectivas no han brindado esta información.
Llamó la atención que las partidas de agua y teléfonos contemplen montos de 2.7 millones de bolivianos y 3.6 millones de bolivianos cuando no existen clases presenciales en la “U”, los baños estén clausurados y no se realiza mantenimiento de la infraestructura. La misma observación va para el ítem de energía eléctrica que contempla 13 millones de bolivianos.
A su vez el pago por servicios de internet contempla un monto de 3.8 millones de bolivianos, cuando las clases siguen siendo virtuales en todas las carreras de la “Gabriel” y los estudiantes no utilizan este servicio en sus predios. Recientemente se informó de un convenio con Entel para dotar de megas para las clases virtuales a estudiantes, pero no se conocen detalles del mismo.
Un ítem curioso es el de prendas de vestir que contempla 1.1 millones de bolivianos, lo cual abre el cuestionamiento de la finalidad del mismo tomando en cuenta que se atraviesa una etapa de pandemia y se deben recortar gastos superfluos en la UAGRM.
Un aspecto que cuestionó Arias es que se presupuestó solo 8 millones de bolivianos en equipos de computación, cuando existe carencias de equipos para las clases virtuales por parte de estudiantes, pero no existe dotación de los mismos. Asimismo, se conoce que la Universidad requiere un nuevo Centro de Datos cuyo presupuesto mínimo alcanzaría los 5 millones de dólares.
De igual manera un tema que también genera interrogantes es la partida de construcciones y mejoras al que se asignan 20 millones de bolivianos en un año de vigencia y profundización de la pandemia, con nuevas cepas y con reticencia de profesores a pasar clases presenciales, por lo que no ven necesario estas inversiones, al menos no en este año.
Por su lado un aspecto llamativo es la partida para activos financieros que contempla 37 millones de bolivianos, sin embargo, no se especifica el destino de este monto en el Presupuesto Reformulado 2021.
El Universitario envió un cuestionario al titular de la Dirección Administrativa Financiera (DAF), Oscar Azogue, para que explique cada uno de estos puntos, sin embargo, indicó que estaba ocupado. Posteriormente se le volvió a consultar pero no responde los mensajes.
“Se incrementa el déficit universitario”
Para el economista y docente universitario Edy Acosta, el Presupuesto Reformulado 2021 de la UAGRM mostró la aceptación de las autoridades universitarias que existía un “hueco financiero” o déficit, puesto que cuando habían aprobado el mismo el año pasado querían mostrar que estaba equilibrado y en condiciones normales cuando no era cierto por la pandemia y “por la irracionalidad en la que manejaron la misma”.
“Lo que el Ilustre Consejo Universitario realizó es una reformulación y no una reprogramación presupuestaria. La diferencia radica en que lo primero consiste en modificaciones que se realizan al presupuesto de la institución por las variaciones a las asignaciones y gastos iniciales aprobados y el segundo es la asignación de fondos para fines distintos a los que el ICU contempla o los cuales no conocía durante el proceso de asignaciones”, explicó.
Según el catedrático, lejos de disminuir el déficit universitario lo que se está haciendo es incrementarlo, puesto que la Universidad va a gastar más que el año pasado y que el anteaño pasado.
El déficit financiero busca ser financiado con endeudamiento externo a través de las letras de crédito fiscal y por otra parte está el endeudamiento interno cuando la máxima autoridad ejecutiva hace uso de los recursos propios de cada Facultad, ejemplo los ingresos de los posgrados. Eso será un verdadero dolor de cabeza de las futuras autoridades facultativas y universitarias, vaticinó Acosta.