Además, “de acuerdo con los resultados, cuatro de cada 10 adolescentes o jóvenes no estarían pasando clases por ninguna plataforma de internet, lo que se agravaría en el área rural donde existen menos ingresos económicos y posibilidades de acceso a la web”, cita una nota informativa de Unicef.
Estos estudiantes identifican que el costo económico de “conectarse” les impide seguir sus estudios y por eso consideran que una alternativa para que puedan ejercer su derecho a la educación es recurrir a la enseñanza a través del uso masivo de medios como la televisión y la radio.
U Report realizó dos encuestas sobre la continuidad educativa y Unicef presentó los resultados más importantes de la primera encuesta que se enfocó en las tecnologías a las que tenían acceso los 3.500 “U-Reporters” registrados en esta plataforma y de los que 656 adolescentes y jóvenes respondieron las preguntas.
Es así que en la encuesta otro dato que llama la atención es que el 61% aseguró que en su unidad educativa se está ofreciendo clases virtuales y el 39%, no.
Pero, “si se considera que el público de U-Report tiene al menos conexión a internet y en su mayoría es de áreas urbanas, puede suponerse que en zonas rurales el porcentaje de alumnos que no tiene clases regulares sea aún mayor”, cita el documento.
Además, se dio a conocer el 61,4% de los “U-Reporters” encuestados estudia en establecimientos fiscales; 27.5% en privados; 6% en otra modalidad; y 5.2% en unidades de convenio.
El dispositivo con el cual se conectan estas personas al internet es principalmente el celular (77.5%) y la computadora (19.5%).
En cuanto a la forma de acceso al internet en el domicilio, 60,4% dijo que tenía conexión hogareña (Wifi) sin depender de su plan telefónico; 33.5% compra megas, es decir, tiene que comprar tarjetas de consumo para poder participar en sus clases; y el 6.1% aseguró que “no tiene”.
También se preguntó a ese 39% de adolescentes y jóvenes que no estaba teniendo clases “¿Cómo crees que se podría facilitar el avance curricular?” y el 50.6% respondió con “paquetes más económicos de internet” y el 32.6% preferiría los medios masivos.
Sin embargo, esta situación se agrava cuando se pregunta a todos (los que asisten a clases virtuales y los que no) “¿Qué problema has tenido para conseguir tarjetas de recarga?”. Pues el 90% consideró que el costo de la conexión a internet es alto, siendo su mayor problema la dificultad para adquirir tarjetas de recarga.
Complementa aún más el impacto económico que significa hoy estudiar por internet. El 66.3% afirmó que es una “inversión económica difícil”; 17.2% señaló que el servicio no llega a las zonas donde habitan; y 14.2% respondió que el costo de las tarjetas es más caro de lo habitual.
El encarecimiento del acceso al aprendizaje arroja más datos sobre la dificultad que tienen los jóvenes para estudiar por internet, cuando se les pregunta si tuvieron alguna dificultad para conseguir tarjetas de recarga. El 81.7% responde que sí.
Para los que pasan clases virtuales, Zoom es la herramienta más utilizada (38%) por los maestros o docentes. Pero también se usa la aplicación WhatsApp (20.8%), que no está pensada inicialmente para la educación, y Google Classroom (20.1%). Reportó el diario Opinión de Cochabamba.
“Esta encuesta demuestra que las brechas educativas existen aún para aquellos que tienen conectividad.
Para garantizar que niñas y niños continúen con su proceso de aprendizaje, Unicef ve dos vertientes fundamentales que deben ser potenciadas. La primera es que Bolivia debe recurrir a uno de sus medios más accesibles para ofrecer actividades educativas a la niñez y adolescencia de las áreas rurales, la radio; por otro lado, es fundamental ofrecer a los maestros herramientas y metodologías para que ofrezcan clases virtuales de manera más efectiva. Unicef está aunando esfuerzos para que estas dos líneas de trabajo sean una realidad”, concluye el documento.