Por Edy Acosta, economista y docente.
Es interesante ver la evolución del déficit financiero en el Seguro Social Universitario, cada año desde el año 2015 se fue incrementando exponencialmente, el año 2020 el déficit fue más de 12 millones, es de esperar que en esta gestión eso no pare de crecer, debido al covid 19.
Bajo una administración medianamente racional, estos déficits anuales deberían ser minimizados o resueltos, a partir de una mejora en sus ingresos y/o un manejo eficiente de sus costos de funcionamiento.
Pero al parecer la directiva del Seguro y la parte gerencial optaron por el camino más fácil, echar mano a los ahorros de la institución, de tal forma que ahora lo 37 millones de bolivianos que tenía el seguro previsto para la añorada compra o construcción de una clínica prácticamente se esfumó.
Quedan 5,6 millones de bolivianos, ¿dónde está el saldo?, los administradores del seguro lo utilizaron para cubrir sus déficits anuales, pero esa decisión no frenó la existencia de los saldos negativos en cada gestión, por el contrario, fueron creciendo, de tal forma que este año quizás lo que queda del ahorro del seguro ni siquiera cubra el hueco financiero de esta institución.
La situación financiera del Seguro es insostenible, con las cuentas de ahorro prácticamente en cero y sin un plan de contingencia, quizás el próximo paso sea la venta de su edifico ubicado en la calle España, pero de hacerlo el remedio sería peor que la enfermedad. Lo cierto es que, si no se reducen los costos e incrementan los ingresos del SSU, su futuro estará muy comprometido y la salud de sus afiliados en la incertidumbre y en alto riesgo.
Finalmente, la actual administración sostiene las anteriores administraciones realizaron malos manejos, entonces cabe la interrogante ¿Qué hicieron ellos para sancionar esos malos manejos, que cosas diferentes vienen realizando para revertir esa casi inminente quiebra técnica?