El Universitario
Si en la universidad no existe la sabiduría, el pueblo no será sabio

Si en la universidad no existe la sabiduría, el pueblo no será sabio

Durante todo este tiempo, he estado pensando y preguntándome: ¿Por qué el pueblo elige las autoridades que elige?, ¿Por qué los candidatos que se postulan, se postulan?.

Cada respuesta hipotética que me he dado, ninguna de ellas me lleva a considerar, que el pueblo es sabio, o, que los votantes son sabios, sencillamente por eso es que eligen los gobernantes que eligen y obvio por eso, es que el país está como está y esto no es por la sabiduría del pueblo, porque si fuera sabio, no hubiera complicidad descarada, ósea, tenemos las autoridades que tenemos, porque tenemos el pueblo votante que tenemos.

Sin embargo, como profesor universitario de la universidad pública por 28 años, yo en mis comienzos de profesor creía, que al ser esta una institución académica de enseñanza superior y que se debe caracterizar por impartir conocimientos e investigaciones de carácter científicos, y quizás esto de alguna manera tenga que ver con sabiduría (Alma Mater) impulsora del saber y si entendemos la sabiduría, como un conjunto de conocimientos, amplios y profundos que generará un equilibrio entre inteligencia racional e inteligencia emocional, dando como consecuencia, conductas y comportamientos estables, responsables y maduros entre otras actitudes, a la población de profesores universitarios.

Pensaba que un rector y demás autoridades académicas, debían ser eminentes profesionales en sus respectivas disciplinas. Nada de eso había sucedido en la universidad, con excepción de algún par de rectores y algún par de demás autoridades académicas, puedo dar fe de eso.

Sin embargo…¡Qué equivocado que había estado yo!

En los años de docencia que llevo, al constatar que lamentablemente esto no es así como se espera que fuese; “La universidad, tampoco es sabia”, (gran parte de la población principalmente docente). Esto queda plenamente evidenciado, cada cierto tiempo que se acerca un proceso electoral, para elegir a las nuevas autoridades universitarias.

Que decepción que causan profesionales docentes de quienes la sociedad esperaba con mayor argumento ese equilibrio de conducta, que es el resultado de un nivel de sabiduría, candidatos a cargos diversos en nuestra institución académica, profesionales colegas carentes de madurez, honestidad, transparencia, etc. etc., que son ingredientes básicos de un grado mínimo de sabiduría. Reproducen de manera perversa la vieja y delincuencial manera de actuar de los políticos a nivel nacional al interior de la universidad, con sendos discursos y mensajes demagógicos con sus ya conocidas y falsas promesas impresas en hipócritas y mentirosas propuestas como también programas presentados como si fueran la salvación.

 

“Por fin llego el cambio a la universidad”

“Ahora sí, es hora de la investigación en la universidad”

“Únete a este proyecto de revolución científico académico”

“Basta de corrupción en la universidad, vota por X Candidato”

“Transformación en la universidad”

“Estabilidad y desarrollo”

 

Esos son los más típicos eslogans de los diferentes candidatos y en la mayoría los mismos de siempre. Resulta que el que era director de carrera, después, quiere ser vicedecano o decano, el que era vicerrector, ahora quiere ser rector, el que era presidente de la FUP (Federación Universitaria de Profesores), ahora quiere ser vicerrector, etc. etc.

¿Por qué?

Porque tienen vocación de servicio según ellos, nada más falso.

La verdad es que, en ese tiempo se acostumbraron al beneficio del poder a los réditos que les da el cargo y jamás pueden hacer el duelo de abandonar ese poder y tener la capacidad de comenzar a vivir de su profesión y abandonar los beneficios económicos que les trae esos cargos políticos.

Y lo peor de todo, que la mayoría son financiados en sus campañas por los partidos políticos tradicionales que después deben pagar en cargos y puestos para los seguidores, de esos partidos políticos, (clientelismo político).

Es verdaderamente lamentable, que una universidad, sea utilizada para esos fines por estos mediocres profesionales (en su mayoría) candidatos, que dan un paso fuera de la universidad y se mueren de hambre, por su falta de competencia profesional, para desempeñar sus diversas profesiones y cómo parásitos, viven de la universidad, con el argumento que tienen el don de servir a la academia, mintiendo a incautos e interesados electores.

En la universidad, el acceder a un cargo debería ser por invitación en base a méritos y hoja de vida profesional o, a los candidatos se les debería exigir como condición básica un currículum altamente rico en formación y experiencia.

Ahí están ellos, la mayoría de los candidatos mintiendo y prometiendo lo mismo de siempre, y seguro que a los mismos ingenuos o interesados de siempre los convencerán.

Candidatos que hacen de todo, hasta el ridículo, en sus propagandas electorales, en diferentes plataformas virtuales.

Candidatos que se muestran amables, amantes de la música, detallistas para el día de la madre, día del maestro, día del árbol, día del gato, etc. etc.

Puro cinismo e hipocresía, sólo buscan a toda costa sus intereses personales.

 

¡¿Y son catedráticos, no?!

Por: José Ernesto Vargas H. – Docente de Psicología

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