Hijo de padre mayor, un nerd en potencia
Para llegar a esta conclusión, los investigadores crearon una «escala nerd» y estudiaron comportamientos y desarrollos cognitivos comparados, en más de 8 mil pares de gemelos de 12 años. Las pruebas evaluaron ciertas características asociadas a los más nerds, como IQ elevado, distanciamiento social y fuertes intereses personales.
Los resultados, publicados en la publicación científica Translational Psychiatry, mostraron que los niños que tenían mayor puntuación en la escala eran hijos de padres mayores de 35 años.
En exámenes del tipo escolar, los que tuvieron mayor puntaje en la «escala nerd», esperablemente se desempeñaban mejor en materias relacionadas a la matemática, la ciencia, la tecnología o la ingeniería.
Según el estudio, la edad de la madre no influenció en los resultados.
Los investigadores llegaron a la muy poco sorprendente explicación de que los hombres que son padres a edad más avanzada ya tienen un desempeño profesional y posiblemente una economía más estable que los más jóvenes, y esto permite a sus hijos acceder a una mejor educación y a una crianza en un entorno positivo.
Los padres también sufren depresión posparto, según nuevo estudio
Un nuevo estudio publicado por la revista científica Journal of Family Issues revela «una mirada en profundidad» al problema de la depresión posparto en los hombres, al que denomina «un fenómeno no tan conocido».
Siempre se ha asociado el problema a las mujeres, que llegaron al fin de su embarazo y han dado a luz a un bebé del que deben ocuparse y amamantar, mientras atraviesan una serie de cambios físicos, hormonales y emocionales.
Escribo esto un 8 de marzo, un día en el que las reivindicaciones de las mujeres resuenan más alto.
Hablar de los padres —de los varones— y de su sufrimiento, quizá análogo al que atraviesan las madres cuando la pareja ha decidido agrandar la familia, parece contraintuitivo, hasta desafiante en este día.
Pero en realidad es pertinente y conveniente: podemos referirnos una vez más al ya conocido reclamo de las mujeres sobre el «trabajo no remunerado» (las tareas domésticas, generalmente vinculadas a la limpieza, la cocina o el cuidado de hijos y personas mayores, que suele recaer en los miembros femeninos de la familia); y también disputar nociones arraigadas en los roles de género estereotípicos, especialmente el asignado al varón, una misión que parece fundamental en el camino hacia esa igualdad que se reclama siempre pero que aparece en boca de todo el mundo especialmente en el Día de la Mujer.
Los hombres también lloran
Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, organismo gubernamental estadounidense, entre 5% y 10% de los flamantes papás se ven afectados por una depresión posparto.
Pero lo que es más interesante: según el estudio de la Universidad de Las Vegas, el riesgo de sufrir el trastorno aumenta hasta un rango entre 24% y 50% para hombres cuyas parejas también sufren de depresión posparto. Es casi que contagiosa.
Los investigadores de la Universidad de Las Vegas buscaron testimonios de padres afectados en blogs, sitios web, foros y otras plataformas.
Llegaron a las siguientes conclusiones:
Se necesita educar sobre el tema.
Muchos de los afectados ni siquiera sabían que era posible que los hombres tuvieran depresión posparto y se veían sorprendidos por ella, lo que hace más difícil enfrentarla.
Las expectativas de género.
Otros se vieron heridos en su orgullo masculino, ya que se supone que en esta situación el varón es el que debe hacerse fuerte y brindar apoyo emocional a su pareja.
La represión de sentimientos.
Los padres se sienten inclinados además a no revelar lo que están sintiendo por miedo a quedar como ridículos o débiles.
Abrumados y abandonados.
En esta situación, los padres que sufren depresión no saben cómo expresar sus sentimientos y sienten que han fallado al no ser lo suficientemente fuertes, sumado a las dificultades lógicas de tener un bebé recién nacido (estrés, falta de sueño, inseguridad o confusión), genera una sensación de agobio que puede exacerbar los síntomas depresivos.
En general, muchos padres se sienten abandonados, olvidados y solos con sus sentimientos, tanto por sus parejas como por el sistema de salud y los médicos y la sociedad en general.
Uno de ellos describió la incómoda sensación que experimentó durante un chequeo de rutina junto a su esposa, en el que ella recibía un cuestionario para determinar si sufría de depresión posparto. «Sentí que alguien debería estar haciéndome esas mismas preguntas a mí» reveló. Pero nadie le hace esas preguntas a los padres.
La investigación destaca la falta de información y el estigma como los principales obstáculos en el problema, lo que puede conllevar incluso a un alejamiento entre el padre y el bebé y a dificultades en la pareja.
De a dos mejor
Quizá hablar del sufrimiento compartido es apuntar también a una división o una redistribución más justa e igualitaria de las tareas posparto.
La depresión posparto en las mujeres es un problema conocido y tratado, pero por esto mismo la madre se convierte en la persona contenida y resguardada, lista para enfrentar la tarea de cuidar un bebé, pese a los contratiempos esperables y esperados.
Si el padre queda por fuera de la ecuación, también lo queda en el esquema de ocuparse del bebé recién nacido, tarea que puede realizar, salvo por el amamantamiento, en toda su plenitud al igual que la madre.
El involucramiento comprometido de un padre en el cuidado y la crianza del hijo tiene resultados muy positivos asociados, que han sido largamente comprobados.
La depresión posparto amenaza este primordial involucramiento, por lo que los investigadores abogan por una concientización y una mayor información sobre el problema, además de vías oficiales de ayuda y prevención.