Las llamas que asolan 6 departamentos de Bolivia avanzan descontroladas por parajes naturales. Hasta el momento, nada ni nadie puede hacerles frente a unos incendios que, por segundo año consecutivo, superan la capacidad de respuesta humana.
La declaratoria de desastre nacional se convierte en un grito de auxilio en busca de apoyo internacional. Pero, hace días, ese clamor incesante que nace en lo profundo del bosque queda ahogado por el estrépito de las llamas.
Es la voz del jucumari, el emblemático oso boliviano, que ve consumirse su hábitat por los incendios forestales que no cesan. Las serranías de bosque seco, conocido vulgarmente como chaco, que se elevan en las zonas limítrofes de Santa Cruz y Chuquisaca están siendo afectadas por el fuego devastador.
El biólogo Juan Carlos Catari ha estudiado la zona por años. Comenta que “el área protegida Serranías del Iñao (en Chuquisaca) forma parte de los bosques bolivianos tucumanos y Chaco Serrano”. En estos parajes es frecuente “la presencia de cuatro especies de mamíferos de gran tamaño: oso andino, jaguar, puma y tapir. Especies que habitan principalmente las serranías que ahora están siendo afectadas por los incendios”.
Estos animales, al verse en peligro, tratan de alejarse de las llamas, poniendo en riesgo sus propias vidas. Basta recordar que, semanas atrás, cazadores furtivos aguardaban la debilidad de los animales silvestres para atraparlos.
La amenaza de las llamas también se cierne sobre otras especies emblemáticas como lobitos de río, cóndor andino, cóndor de los llanos, paraba frente roja, mono martín y aulladores. Catari lamenta la falta de acción oportuna de las autoridades para atacar el fuego y controlarlo antes de que dañe “los bosques heterogéneos, con vegetación tan variada como pino, helechos gigantes, cedros, nogales y lapachos que en época seca pintan de colores vibrantes nuestras serranías”.
Son varias serranías que arden en la zona. Tanto Chuquisaca como Santa Cruz se han visto desbordadas para controlar los fuegos que avanzan inclementes. Desde hace un mes, las llamas afectan a la zona de Postrervalle, Serranía Sararenda (Santa Cruz), Serranía Iñao en Monteagudo, Serranía de Los Milagros en Huacareta. Serranía Igüembe (Chuquisaca), Serranía Aguaragüe.
Todas estas áreas forman el espacio vital para la riqueza de la fauna nacional.
Desde diversas asociaciones de bomberos voluntarios y activistas como Alas Chiquitanas piden, con urgencia, la intervención aérea en la zona. Son lugares de muy difícil acceso por tierra donde los voluntarios no pueden acarrear cisternas de agua que respalden las intervenciones.
Daniela Justiniano, responsable de Alas Chiquitanas, insiste en el pedido de utilizar helicópteros con bambi bucket que trasladen entre 5.000 a 10.000 litros que derraman sobre las zonas activas.
Animales en vulnerabilidad
El daño al ecosistema del bosque seco provoca una alteración en el hábitat de los animales. Tanto el jucumari, como el jaguar o el puma se encuentran en situación de vulnerabilidad.
En Sudamérica, el jucumari es la única especie de oso que vive en libertad. “Es conocido como oso frontino, oso andino, oso sudamericano, jucumari y oso de anteojos- explica Catari. En Bolivia se dice que es un mono peludo que camina en 2 patas”. Tiene hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores, su alimentación es predominantemente vegetariana.
Los jucumaris están amenazados por la caza, el conflicto con los ganaderos, la construcción de caminos y comercio ilegal. En ocasiones, los osos de anteojos matan ganado o comen cultivos, especialmente pastos de maíz o pastoreo, lo que induce a colonos, campesinos e indígenas a matarlos.
Algo parecido ocurre con el jaguar y el puma. Ante la expansión territorial de las zonas de cultivo, ven reducidos sus espacios vitales y salen a cazar el ganado vacuno que crían en pastoreo. Por eso, para los ganaderos, estas especies se convierten en amenazas.
“A la fecha, los incendios forestales en Bolivia, están afectando precisamente estos hábitats, y poniendo en alto riesgo la sobrevivencia del oso jucumari”, denuncia Juan Carlos Catari. Otras especies que forman parte de la fauna de los bosques secos también se ven afectadas como los jaguares, pumas, antas, chanchos de monte, monos, oso hormigueros y muchas especies más.