Científicos del Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética en Dresde (Alemania) junto con colegas del Instituto Central de Animales Experimentales en Kawasaki y la Universidad Keio en Tokio (Japón), realizaron un experimento con fetos de titíes inyectándoles un gen llamado ARHGAP11B, que dirige las células madre en el cerebro humano, y lograron que sus cerebros aumentaran de tamaño.
“De hecho, descubrimos que el neocórtex del cerebro del tití común se agrandó y la superficie del cerebro se plegó”, dijo Michael Heide, autor del estudio que fue publicado en la revista Science este julio y que plantea ciertas cuestiones éticas sobre la ingeniería genética, según consignó el “New York Post”.
Los investigadores revelaron que los cerebros de los fetos pronto desarrollaron neocórtex más grandes y avanzados, un área que en los humanos constituye la mayor parte de la corteza cerebral.
“Limitamos nuestros análisis a los fetos de titíes, porque anticipamos que la expresión de este gen humano específico afectaría el desarrollo del neocórtex en el tití. A la luz de las posibles consecuencias imprevisibles con respecto a la función cerebral posnatal, consideramos que es un requisito previo, y obligatorio desde un punto de vista ético, determinar primero los efectos del ARHGAP11B en el desarrollo del neocórtex del tití fetal”, dijo el coautor del estudio, Wieland Huttner.
Como resultado, concluyeron que el gen ARHGAP11B, específico de los humanos, pudo haber causado la expansión del neocórtex en el curso de la evolución humana.
El neocórtex humano, una fracción del cerebro que juega un papel importante en los procesos del pensamiento, el lenguaje y la percepción, es la parte evolutivamente más joven de la corteza cerebral, y en la especie humana es aproximadamente tres veces más grande que el de los chimpancés.
Fuente: Crónica – Argentina