El Barcelona, con presidente recién estrenado, viaja este miércoles a París (16.00 en Bolivia) en busca de una difícil gesta ante el Paris Saint-Germain en la vuelta de octavos de final de la Champions, tras caer 4-1 en la ida.
Los barcelonistas todavía recuerdan la remontada de 2017 cuando tras perder 4-0 en París, el Barça ganó 6-1 en la vuelta, pero la hazaña se antoja muy difícil de repetir.
«Iremos a competir con la cabeza alta y no hay que descartar nada», aseguraba el lunes Joan Laporta, elegido el domingo presidente del Barça, en una entrevista con las emisoras Catalunya Radio y Rac1.
Laporta, arquitecto del mejor Barcelona de la historia en su primer mandato entre 2003 y 2010, estará con el equipo en la capital francesa, aunque todavía no ha tomado una posesión formal del cargo.
La remontada el miércoles pasado ante el Sevilla en semifinales de la Copa del Rey, levantando con un 3-0 el 2-0 en contra en la ida, subió la moral de los barcelonistas y encendió luces de esperanza, aunque el técnico Ronald Koeman se encargó de rebajar la euforia.
Un «2-0 es más fácil, aunque tampoco sea fácil de remontar, 1-4 es otra cosa. Empezaremos el partido para ganar y durante el partido veremos si hay oportunidades de pasar», recordaba Koeman tras el partido contra el Sevilla.