La pandemia del coronavirus, que ha provocado el cierre de escuelas, amenaza con borrar los avances logrados en la última década en educación y salud, particularmente en los países más pobres, dijo este miércoles el Banco Mundial.
“El capital humano es absolutamente vital para el futuro financiero y económico del país, así como para el bienestar social”, dijo David Malpass, presidente del Banco Mundial, durante una conferencia telefónica, con motivo de la publicación del informe sobre el Índice de Capital Humano.
Este indicador mide el nivel que puede esperar alcanzar un niño a los 18 años dependiendo de los servicios de salud y educación de su país.
Pero los logros alcanzados en los diez últimos años corren el riesgo de desaparecer bajo los efectos de la pandemia.
Las niñas, más vulnerables
Para medir el capital humano, se toman en cuenta tres factores: supervivencia (¿llegará un niño nacido hoy a la edad escolar?); escolaridad (¿cuánto durará su escolarización y cuáles serán sus logros?) y salud (¿este niño dejará el sistema escolar con buena salud, listo para continuar sus estudios o ingresar al mercado laboral en la edad adulta?), explicó el Banco Mundial durante su primer informe en octubre de 2018.
La edición 2020 incluye datos de 174 países, que representan el 98% de la población mundial.
“El análisis muestra que antes de la pandemia la mayoría de los países habían logrado un progreso constante en la creación de capital humano infantil, y el mayor progreso se había logrado en los países de bajos ingresos”, indicó el reporte publicado el miércoles.
Sin embargo, incluso antes de los efectos de la pandemia y a pesar de este progreso, un niño nacido en un país de bajos ingresos podía esperar alcanzar solo el 56% de su capital humano potencial, en comparación con un niño con un nivel completo de educación y en buena salud.
Con la pandemia esas desigualdades se ampliarán.
“Creemos que más de mil millones de niños han dejado de recibir clases por culpa de la covid-19”, dijo, lo que representa un déficit de miles de millones de dólares principalmente por la reducción del aprendizaje y las posibles deserciones escolares.
Esta situación “golpea a las niñas con especial dureza”, apuntó, señalando un “impacto desproporcionado” en comparación con los varones.
Ante esta realidad, los países deben invertir urgentemente en la educación de los niños que contribuirán al crecimiento económico en el futuro, dijo el Banco Mundial.
“Preocupación importante”
Si bien las niñas obtuvieron mejores resultados en términos de capital humano que los niños, su tasa de empleo fue 20 puntos porcentuales más baja que la de los hombres, con brechas más amplias en muchos países y regiones del mundo.
“Además, la pandemia agrava los riesgos de violencia contra las mujeres, los matrimonios precoces y los embarazos en la adolescencia, factores todos que limitan las perspectivas de aprendizaje y empoderamiento de las mujeres y las niñas”, consideró el Banco Mundial.
En el plano de la salud, Malpass destacó que actualmente 80 millones de niños no reciben las vacunas esenciales y, por tanto, son más vulnerables.
Para intentar reducir la tasa de deserción, el Banco Mundial ha lanzado programas en los países más pobres.
“Estamos tratando de relanzar los procesos de aprendizaje. Esto incluye el equipamiento, la reapertura [de escuelas], la educación a distancia”, explicó.
“El número de niños no escolarizados es una gran preocupación para las perspectivas mundiales, las perspectivas económicas, para el futuro”, reiteró.
Por lo tanto, los países deben invertir urgentemente en la educación de los niños, que serán los contribuyentes al crecimiento económico el día de mañana, instó.
Consultada sobre las capacidades financieras limitadas, especialmente en los países pobres, Mamta Murthi, vicepresidenta a cargo de los temas de desarrollo humano, enfatizó que se trata de “gestionar las prioridades”.
Murthi señaló que los países que se benefician del alivio de su deuda pueden, por ejemplo, reasignar este dinero a la educación de los niños.
Algunos países han decidido aumentar los impuestos al tabaco.
“La idea es reducir las actividades perjudiciales para el capital humano mientras se aumentan los ingresos” de un Estado, señaló.
Página Siete