Si hay un adjetivo que puede describir por encima de todo a Diego Armando Maradona (60) es el de excesivo. Junto a Pelé ha sido uno de los mejores futbolistas de la historia y, en lo personal, ha protagonizado algunos de los mayores escándalos que se recuerdan. Este miércoles el astro argentino ha fallecido pocos días después de cumplir 60 años.
De su boca salieron las confesiones más terribles. Empezó a drogarse en 1982 con tan solo 22 años y casi una década más tarde dio positivo por primera vez en cocaína en un control antidoping en un partido del Nápoles, por lo que estuvo quince meses sancionado. Por si fuera poco, hubo rumores sobre su supuesta vinculación a la camorra. Poco después fue detenido en Buenos Aires en el Parque Centenario por posesión de estupefacientes y en 1994 volvió a dar positivo en otro control de drogas en el mundial de Estados Unidos.
Con la entrada del milenio ingresó de urgencias en una clínica en Punta del Este (Uruguay) y continuó su recuperación en la clínica Las Praderas en Cuba, que le sirvió para estrechar su vínculo de amistad con el dictador Fidel Castro. Tampoco perdió el tiempo porque se dice que tuvo tres hijos de dos mujeres diferentes entre el 2000 y el 2005. Paralelamente, empezó a engordar hasta tal punto que tras alcanzar los 120 kilos tuvo que someterse a un bypass gástrico.
A lo largo de su azarosa vida protagonizó un sinfín de escándalos que LOC ha resumido de la siguiente manera: aceptó la propuesta del líder del cartel de Cali para comer con él a cambio de tres millones de dólares; llegó a atacar a un grupo de periodistas con un rifle de aire comprimido por el que fue condenado a dos años de prisión y a indemnizar a los perjudicados; llegó a bajarse los pantalones y mostrar el culo ante las cámaras mientras bailaba con su pareja; en los mundiales de Rusia estaba tan bebido que varias personas tuvieron que agarrarle para que no se cayera por las gradas; tuvo varias peleas con los aficionados; le rompió un vaso en la cabeza a Miss Bora mientas descansaban en la Polinesia porque la modelo se había peleado con su hija Giannina, etc.
En cuestiones sentimentales también tuvo sus más y sus menos. Según las estadísticas y hasta donde se sabe, porque de ahora en adelante pueden surgir sorpresas, El Pelusa tiene ocho hijos de seis mujeres diferentes y de tres nacionalidades. A los 17 años se ennovió con Claudia Villafañe, con quien se casó en 1989. La pareja encontró la estabilidad tras el nacimiento de sus dos hijas, Dalma (34) y Giannina (31), que saborearon los mayores éxitos del jugador en el Argentina Juniors, el Boca, el Barcelona y el Nápoles; en 1992 un juez dictaminó que era el padre de Diego Jr. (34) fruto de una relación extramatrimonial con Cristina Sinagra, por lo que le obligó a pagar una manutención de 4.000 dólares mensuales. Padre e hijo no se reencontraron hasta el año 2016 en la capital bonaerense.
También es padre de Jana (25), fruto de otra relación extramatrimonial con Valeria Sabalain que no fue reconocida hasta el 2008; Dieguito Fernando (7) es hijo de Verónica Ojeda, con quien estuvo unido sentimentalmente durante una década y con otras dos mujeres cubanas fue nuevamente padre de las gemelas Joana y Lu (su madre es Adonay Fruto) y Javielito, de quien de momento se desconoce la identidad de la madre. Se dice que podría haber un cuarto en la isla.
Para complicar aún más el árbol genealógico, también se comenta que Santiago Lara (19) podría ser otro vástago tras una noche loca de amor con la modelo ya fallecida Natalia Garat. Su última mujer importante fue Rocío Oliva, quien le denunció entre 2014 y 2017 en diferentes ocasiones por malos tratos. En los últimos tiempos surgieron nombres de otras féminas como Gisela Ramírez o Wanda Nara. Entre todos tendrán que repartirse la vasta fortuna del astro del balón que podría ascender a los 100 millones de dólares (84 millones de euros). Diego ya descansa tranquilo junto a su mamá, doña Tota, fallecida hace nueve años.
LOC