Todos los días, a las 6 de la mañana y a las 5 de la tarde, doña Silvia estaba dándoles maíz y agua a las palomitas que en bandadas llegaban a la A. Cañoto Esq. Mercado, donde les hizo construir un estanque para que sacien su sed y su hambre.
Doña Silvia voló al más allá hace tres años, entonces las palomitas quedaron huérfanas y muy poco revoloteaban por el estanque. Sin embargo, Don Roy Cornejo una tarde vio que algunas palomitas regresaban en busca de agua y comida, lo que le causó pena y decidió ese mismo instante, tomar la posta de Doña Silvia. “Desde esa fecha me toco llevar la posta de dar de comer y atender a las palomas, hago el mismo recorrido que hacía ella, las alimento con lo que puedo conseguir de mis propios recursos”, explica Don Roy.
Don Roy compra maíz por quintales y acarrea el agua desde su casa que queda a varias cuadras del lugar donde se alimentan las aves.
Don Roy cree que el trabajo que hizo doña Silvia por muchos años es muy loable y desinteresado. “Una gran cruceña como ella ya no hay”, dice a tiempo de pedir que las autoridades puedan hacer una placa conmemorativa en el lugar y, si es posible, hacer una plaza con su nombre en una imagen de ella atendiendo a las aves. “Esto para que siempre la recordemos”. También pide a los cruceños cuidar a estos animalitos.
Un antiguo vecino ciclista de nombre Charly Nuñez también recuerda a la señora Silvia por el amor a las aves, pide que las autoridades que tomen más atención a estos nobles animalitos. Charly, con lágrimas en los ojos recuerda a Doña Silvia. “¿Por qué la gente que sirve y que es solidaria se tienen que ir de este mundo?” cuestiona a la vida.