El gabinete de la expresidenta Jeanine Áñez sorteó al menos ocho crisis en las que Arturo Murillo tuvo un papel clave, según señalaron exministros y otros funcionarios de alto rango que estuvieron vinculados con el gobierno transitorio. “No me creas tonto”, era la frase con la que evadía respuestas en momentos incómodos antes las tensiones internas.
El exministro, detenido en Estados Unidos acusado de lavado de dinero, había estado en Washington el 29 de septiembre, un día después de la renuncia de Óscar Ortiz al Ministerio de Economía, un viejo colega suyo y correligionario en el ámbito político y legislativo. Entonces, Murillo no sabía que sus llamadas y sus comunicaciones electrónicas ya estaban siendo rastreadas por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos a raíz de evidencias sobre lavado de dinero vinculadas con sobornos para la compra de equipamiento militar no letal.
Ortiz conversó brevemente con EL DEBER, pero optó por ratificar las palabras que dijo ese día, el 28 de septiembre, cuando admitió que tuvo “profundas diferencias con otra autoridad del Gobierno” y que en efecto era Arturo Murillo.
“Óscar Ortiz y yo pensamos totalmente diferente en muchas cosas, pero esas son diferencias de trabajo, no peleas, para nada. Estoy para pelear con los malos, no para pelear con colegas como él, o con mis compañeros. Yo estoy para cuidarlos, para darles seguridad y eso es lo que hago todos los días. ¿Me crees tan tonto?”, respondió entonces la exautoridad al diario EL DEBER. Esa entrevista fue publicada el 28 de septiembre de 2020, cuando la exautoridad estaba rumbo a Washington “en una curiosa misión diplomática”, según apuntó luego un exministro que compartió varios datos con este rotativo, pero bajo la condición de reserva de fuente.
Ortiz aseguró en esa declaración que no iba a firmar decretos que “vayan contra el ordenamiento jurídico o que no tengan respaldo legal”. Declaró ese día que no era adecuado que el Gobierno de Áñez firme compromisos y contratos cuando estaba a punto de terminar su mandato. Murillo calló en su paso por Washington.
No obstante, para septiembre de 2020, la compra de gases lacrimógenos y otros insumos militares ya se había consumado a meced del Decreto 4116 que “autorizó al Ministerio de Defensa la adquisición, en el extranjero, de material bélico, bienes de uso militar y otros materiales relacionados, por seguridad y defensa del Estado”. De hecho, la pelea entre Murillo y Ortiz fue por otro decreto; aquel que planteó la reversión de la “nacionalización” de las acciones que tiene la Empresa Nacional de Electricidad (Ende) en la Empresa de Luz y Fuerza de Cochabamba (Elfec).
Murillo saltó a la escena pública luego de emprender un negocio hotelero en el trópico de Cochabamba y de ser dirigente del gremio empresarial cochabambino. En 2005 fue invitado a ser parte de Unidad Nacional (UN), el partido fundado y dirigido por el empresario Samuel Doria Medina.
“Hay dos Arturo Murillo. El que yo conocí, que era un político torpe y exagerado, pero parecía bien intencionado; y el que no conozco, que es el que llegó al poder”, dijo Doria Medina a EL DEBER.
“Cuando fue ministro de Gobierno no tuve ninguna relación política con él. Es más, lo critiqué publica y directamente varias veces, cuando ningún otro de fuera del MAS lo hacía. Nosotros no participamos en el gobierno de Jeanine Añez. Ningún dirigente de nuestro partido formó parte del gobierno”, señaló el jefe de UN tras recordar que fue en 2018 cuando Murillo anunció el fin de su relación con UN y “comenzó a actuar con Demócratas”, el partido que promovió el exgobernador de Santa Cruz, Rubén Costas.
Doria Medina recordó que ese año tomó la decisión de no buscar la Presidencia en las elecciones nacionales de 2019, siendo ese el motivo principal de la separación.
De hecho, Murillo y un grupo de legisladores de Demócratas fueron parte de la alianza Bolivia Dijo No que postuló a Óscar Ortiz a la Presidencia. Al respecto, el exministro se excusó de hacer otros comentarios sobre su excompañero, hoy detenido en Estados Unidos.
Pero la figura de este actor no fue muy proactiva al interior de la fuerza política que lideró Rubén Costas. “No trabajaba en equipo; fue polémico; hizo sus investigaciones y fiscalizaciones por su lado, siempre en solitario”, afirmó el exdiputado Gonzalo Barrientos, quien fue parte de ese bloque.
Murillo inició su carrera política tras las elecciones nacionales 2005, cuando Evo Morales fue elegido presidente por primera vez y él accedió a una silla en la Cámara de Diputados en representación de Cochabamba. Fue la única representación que ese año logró UN en el Órgano Legislativo.
Arturo Murillo fue subjefe de la campaña de Doria Medina en las elecciones de 2009, cuando obtuvo el 5% de los votos. Un año después apostó por la Alcaldía de Cochabamba y perdió por poco frente a Edwin Castellanos (MAS).
Hasta las elecciones de 2014 fue portavoz de su partido y luego candidateó por un escaño en el Senado. En ese tiempo destacó como una figura polémica y contestataria al MAS, pues llegó a publicar un libro sobre el bullado caso de los camiones cargados con supuesto contrabando que fueron detenidos en 2009 en una remota región de la amazonia. Ese caso fue atribuido al exministro Juan Ramón Quintana, uno de los actores políticos del entorno del expresidente Evo Morales.
En 2014 fue elegido senador de Cochabamba por UN. En 2019, dejó su curul para ser ministro de Gobierno, un cargo en el que se mantuvo a pesar de ser censurado por el MAS, el partido que no perdió el control del Legislativo a pesar de la crisis política de ese año y que derivó en el gobierno transitorio de Jeanine Áñez.
Antes de partir, Murillo declaró en la Contraloría General del Estado una renta de Bs 11,3 millones, cuando finalmente dejó el cargo el 6 de noviembre de 2020, dos días antes de la toma de juramento de Luis Arce a la presidencia del Estado. Cuando fue ministro, prometió acompañar a Jeanine Áñez hasta el último día de su mandato. “No me creas tonto”, habría dicho en privado poco antes de dejar el país en busca de refugio en el país donde acaba de ser detenido.
“Murillo era autoritario. Usaba esa frasecita en el gabinete. En ocasiones, la expresidenta nos dejaba solos al mando de Murillo para afinar y aprobar los decretos. Ella confiaba mucho en él”, apuntó el exministro que para esta crónica optó por el anonimato
Ahora, Murillo espera en una cárcel una audiencia en EEUU./ ElDeber