By Elaborado por: Msc. Sandra Gretel Herrera Velasco
Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
La Pandemia que ha sorprendido a todos nos ha obligado a pasar rápidamente de una evaluación presencial a una virtual en las aulas de la Universidad y dejado al descubierto la falta de honestidad y desconfianza que existe entre docente y estudiante.
En estos momentos quien podría poner la mano al fuego por algún estudiante que no conoce y asegurar que los resultados obtenidos en el examen tomado a través de un cuestionario en medios virtuales fueron ganados de manera limpia y sin fraude.
¿Fraude? Parece una palabra propia de una elección y lejos de las aulas de la Universidad, pero no es así; lo lamentable es que parece que estamos en una lucha silenciosa entre docentes y estudiantes. Unos buscando la manera de evitar que los estudiantes hagan trampa y otros organizándose para copiar.
Lo triste de todo esto es que el copiar para lograr buenos resultados en un examen ha sido etiquetado como compañerismo y cooperación entre los estudiantes, olvidando que representa un acto deshonesto y surge el temor de que estamos formando personas sin valores que en el futuro como profesionales no verán un acto de este tipo como fraude o corrupción sino como algo que todo el mundo lo hace y que siempre fue así.
La perdida de algunos valores debe ser una preocupación para las familias, la honestidad debe enseñarse al interior de un hogar y los padres deben inculcar en sus hijos que todo logro requiere esfuerzo y dedicación y dejar a un lado la cultura del facilismo.
El querer ganar o aprobar una materia sin importar los actos inadecuados que se realicen para este fin solo dará lugar a una generación que empieza a practicar el fraude.
La tradicional picardía debe ser eliminada de nuestra formación como personas, los estudiantes del presente serán los profesionales del futuro que guiaran nuestro país posiblemente y como dice el refrán “Cría cuervos y te sacaran los ojos”.
