El Universitario
Poliamor en vena

Poliamor en vena

Tener pareja ya no es solo cosa de dos. Las relaciones se moldean al gusto y uso cotidiano, haciendo que el poliamor deje de ser cosa de unos pocos.

“Cuando tienes una familia como la mía no paras de construir y trabajar para que todo funcione”. Gabriela Wiener es escritora, periodista y poeta. Y una de las tres adultas que forman su familia con dos infantes. Gabriela y Jaime son pareja desde hace 20 años y son padres de un adolescente.

Hace años se plantearon la posibilidad de relacionarse con otras personas y abrir su relación de pareja. Ahí conocieron a Rocío, de la que se enamoraron ambos. Juntos formaron un trinomio, matrimonio a tres. Y de esa unión, nació otro bebé. 12 años después de aparecer Rocío, los cinco viven juntos, como la familia que son.

A una relación poliamorosa se llega por la necesidad de no elegir a una única persona para amarla, quererla, respetarla y, por supuesto, tener sexo con ella. Eso mismo que experimentas con una, lo experimentas con varias. Y eres igual de honesta con todas.

A Sandra Bravo el poliamor le ha permitido tener la relación familiar que quiere. Porque, precisamente, su familia encaja regular lo de que ella no quiera tener una única pareja. Por el momento, solo sus hermanos parecen haberlo entendido del todo. El padre aún tiene reticencias y la madre se pone de los nervios cada vez que sale el tema.

Su personal visión del tema ha dado lugar a todo eso que no sé explicarle a mi madre, donde reflexiona sobre la incapacidad educativa sexoafectiva en la que forjamos esta sociedad.

Sandra sostiene que limitar el amor a una pareja genera violencia: “Probablemente, nos encontremos en estos momentos con una masculinidad hegemónica más cercana al patrón del hombre bueno y sensible que respeta a las mujeres sin por ello perder el control de la situación. Prevenir y actuar contra las agresiones no significa ‘matar al violador’ como a menudo nos gustaría pensar, sino mirarnos de frente y pensar en nuestras prácticas sexuales, en nuestras políticas en la cama”.

Sandra cuestiona por qué consideramos “hacer el amor” a tener una relación sexual esporádica: “Existen fundamentos sólidos para considerar el amor, y particularmente el estar enamorado, como —casi por naturaleza— una situación recurrente, susceptible de repetirse y que incluso favorece la repetición del intento. Si nos interrogan, la mayoría de nosotros llegaremos a nombrar la cantidad de veces que nos enamoramos”.

Su no exclusividad pasa por hacer poliédrico su concepto del amor; Sandra tiene varias relaciones, todas igual de honestas, que le han proporcionado una “familia amorosa” que, dice, suple la ausencia de comprensión por parte de su propia familia.

“Tengo múltiples relaciones con varias personas con las que no mantengo una estructura de pareja tradicional, si no, sería imposible. Son relaciones mucho más fluidas. Algunas de mis parejas sí viven en mi misma ciudad (Barcelona), otras en Madrid y otra en Castellón. Además, me llevo muy bien sus propias historias sentimentales y, a veces, hacemos juntanza, que tiene un carácter más lúdico y puntual que continuado a lo largo del tiempo. Todos tenemos las cartas sobre la mesa del vínculo que nos une, para que cada cual, pueda decidir si le interesa seguir o no”, señala.

Javier, en su caso, decidió que había que intentar que las personas que tuvieran el más mínimo interés en el poliamor, pudieran conocerlo. Para ello creo poliamoris.com. En este portal se dan cita personas con intereses en relaciones no monógamas, que se conocen, comparten su experiencia y aprenden de qué va esto de las relaciones sentimentales con más de una persona.

“Lo más importante es tener claro la responsabilidad afectiva. Esto del poliamor no es tener un montón de novias”. La responsabilidad afectiva es el proceso más complicado de las relaciones poliamorosas. Contemplar que cada uno de los integrantes de la relación merece respeto, cariño y amor. Se trata de mantener una relación buena con más de una persona, teniendo con toda responsabilidad afectiva.

Pero Javier, desde Poliamoris es, también, consciente de los cambios que se están produciendo en cuanto al amor: “Diría que las personas y parejas poliamorosas dan mucho más valor a la fidelidad, sinceridad y honestidad plena con vínculos establecidos y acuerdos pactados. La responsabilidad afectiva es un concepto muy importante y cuidado por las personas poliamorosas. Se pueden establecer acuerdos dentro de la pareja, que pueden implicar o no libertad de tener sexo con otras personas. O tal vez, lo que se establece sea que no existan vínculos más afectivos con otras personas, acordando poder tener sexo”.

Resulta curioso, porque, cuando vas al cine y te encuentras con alguien poliamoroso, raramente te encuentras con cualquiera de estos argumentos. En el cine siguen empeñados en que parezcan relaciones liberales o promiscuas. Como si el sexo fuera lo único importante de toda esta historia.

 

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